CARTA AL SEÑOR ALCALDE




CARTA AL SEÑOR ALCALDE

Pito, pito, gorgo rito, donde vas tu tan bonito, na na n ana ni no na, n ana nero n ana ná.

Te tocó…. Antonio Gutierrez Limones.

Estimado Sr. Alcalde:

Quiero dirigirme a Vd., Sr. Antonio Gutierrez Limones en modo de queja al aproximarse unas fiestas muy publicitadas en Alcalá y que, despierta gran admiración en sus ciudadanos. La Semana Santa alcalareña.

No puedo negar, Sr. Alcalde, que dicha fiesta es el resultado de muchos años de trabajo por parte de las casas de Hermandad y de su ayuntamiento con una calificación por parte mía y de mis vecinos como notable alto.

Pero cuando yo escribo una carta a alguien en la que suelo reconocer y alagar ciertos actos suelo dejar las quejas para el final de la misma haciéndolo como una crítica constructiva y no destructiva.

Se aproxima la semana santa y con ello se aproxima un temor que, año tras año, los conductores de motocicletas, ciclomotores, bicicletas y algún que otro vehículo tenemos dentro. Ese temor no es otro que el resultado de los múltiples accidentes ocasionados por la brillante idea de ir rociando la calzada (carretera) con la cera de los cirios que usan los nazarenos en su marcha penitente.

Sr. Alcalde:
No soy un fiel seguidor de la semana aunque reconozco que no me la pierdo ni un año pero si soy un aficionado al mundo de la moto prácticamente desde que tengo sentido de razón (si se puede decir que lo tengo…).
No le pido que tenga consideración con los “moteros” en sí, simplemente póngase en mi piel o en la de cualquier conductor de vehículos de dos ruedas que nos entra el pánico al ver los carteles de su semana santa colgado en los establecimientos promocionando la llegada de la misma.

Sr. Alcalde:
Si en su lugar, tuviera el mando de la ciudad algún partido que no comparte o no respalda ésta tradición y, por ejemplo, fueran simpatizantes de la "fiesta de la grasa" llenando así las calles de ésta provocando decenas de accidente todos los años, seguramente se opondrían y se manifestarían ante tal preocupante costumbre y ocurrencia.
Pues lo mismo pienso yo. No quiero que quiten la Semana Santa porque me oponga a tener que patinar con mi moto en mis desplazamientos rutinarios jugandome el pellejo, pero es que la solución a éste problema es demasiado facil, barato y simple: Sustituir los cirios por farolitos (estilo lo que tiene “la madrugá”) y con esto nos evitamos el resto:
-Limpiar las calles tras el festejo (con el dinero que esto supone)
-Evitar accidentes de tráfico (que debería de ser una preocupación para usted)

No piense Sr. Alcalde que yo soy ingeniero, científico, químico …no. Y tampoco se me han ocurrido ésta pequeña solución deliberando en el congreso con los partidos políticos. Sólo es necesario pensarlo unos segundos y… Solucionado.
A veces la solución es más barata y gratificante que seguir haciendo caso omiso a las múltimples reclamaciones por nuestra parte.


No se pero, me da la sensación de que a Vd. le va la marcha y, por molestar, no se toma la molestia de deliberar entre tantas y tantas reclamaciones a su ayuntamiento por convertir las calles de su ciudad en una pista de patinaje.

Sólo le deseo que algún hijo suyo se aficionara al bonito mundo del motociclismo.

Fdo.:
Un ciudadano descontento.

NO PUEDO DEJAR DE PENSARLO...




Pues no. No puedo. Tampoco es algo que me esté rondando la cabeza continuamente pero, cada vez pienso más en ello.

Hay por aquí dentro de éste blog un post llamado “Dar el salto” que parece que habla de lo mismo aunque sea distinto. Y una vez más me viene a la cabeza…. ¿estaré loco? O mejor dicho… ¿estarán todos locos menos yo?... Lo primero es lo más probable….

Cada vez me persiguen más insistentemente los pensamientos de huída, los pensamientos de retirarme a un lugar “seguro” aún a mis pocos 31 años… Cada vez quiero vivir menos en ésta sociedad.
Y es que no hay remedio lo mires por donde lo mires. Todo está corrompido por el dinero, el poder… y además de que nadie hace nada por evitarlo, éstos actos se publicitan continuamente en forma de palabras bien sonantes apadrinadas por el demonio.

Como me gustaría de repente despertarme en un pequeñisimo pueblo de montaña, o a pie del mar, donde apenas haya llegado resquicio de civilización moderna. Donde una hora antes de sentarme a comer en la mesa tenga que coger los ingredientes de mi propio huerto, acompañado por mi gran San Bernardo y rodeado de mis seres queridos.
Donde al atardecer me prepare mi esposa un riquísimo bizcocho hecho con sus propias manos con la leche recién ordeñada para reponerme de un duro día de trabajo preparando el campo, el ganado y todo mi sustento alimenticio.

Lejos de las hipotecas, los intereses, las cartas de despido, la presión de los jefes, los atascos, la contaminación y todas esas cosas que nos rodean y que forman parte de nuestra vida inevitablemente y a lo que estamos inmersos en sus efectos.

Quiero calentarme en invierno con la leña que corte en la parte trasera de la casa y en verano refrescarme en el limpio riachuelo que cruza la dehesa.

No quiero ni que la Unión Europea ni ningún otro organismo me diga cuanto o cual producto tengo que sembrar o destruir, cuantos cochinos tengo que matar, no quiero que pongan precio a mis tomates, a la leche de mis vacas ni a nada!!. No quiero que nadie intervenga en mi forma de vida pero creo que no sólo es demasiado tarde sino que además estamos demasiado cerca de la globalización.

Supongo que, al estar cerca la muerte del medio ambiente natural y virgen me rondan los pensamientos de disfrutarlo antes de su extinción aunque quizás, como siempre, éstas ideas se pudran en mi cabeza sin llegar a ejecutarlas…. Una lástima porque de las pocas buenas ideas que pueda tener, ésta me parece la más sensata.

Nunca escribo nada para dar lecciones de nada pero, si mi primogénito el día de mañana leyera éste post y estuviera de acuerdo con lo que escribo tan sólo en la mitad puedo, por adelantado, sentirme orgulloso de haberlo escrito.

Ahora a trabajar que hay que dar de comer a los ladrones.

...AÑO 2010.... EL FUTURO




Hola futuristas, futurólog@s, o como quiera que os llaméis.

Aún recuerdo cuando apenas era un adolescente (aunque sólo ha pasado algo más de una década) las expectativas del mundo en el que viviríamos cuando manejábamos fechas como el año 2.010 o 2.020 por poner algún ejemplo.

En nuestra cabeza rondaba a través de la ilusa imaginación cómo serían los coches que conduciríamos, las casas en las que viviríamos y las espectaculares condiciones de nuestra sociedad porque, para esas fechas, viviríamos en el más puro FUTURO!

El año 2.010 era uno de mis preferidos.
El año 2.010 se nos antojaba como el año en el que nuestros coches no rozarían el suelo. Usaríamos energías totalmente renovables y limpias, la naturaleza empezaría a estar armonía con sus detractores, la paz mundial sería tan presente como la concicliación entre el primer y el tercer mundo. Ya no saldrían en las noticias los negritos de paises tercermundistas rodeados de moscas y con la tripa hinchada porque en el futuro no está permitido el hambre. La amistad entre países y religiones abrirían todas las fronteras y todas las personas tendrían los mismos derechos y deberes.

La tecnología curaría las más destructoras de las enfermedades. La inteligencia del ser humano sofocaría los errores de la evolución…. Y por fin, en el futuro, desaparecería la violencia en gran medida, el terrorismo y la corrupción…

(…)

03-03-2010 15:09 pm.

El que escribe esto, y a éstas horas, es sólo un espectador de cómo nada de lo vaticinado en su adolescencia se ha cumplido.
El año 2.010 es el espejo de la corrupción, la violencia, la estafa, el poder, la guerra, la destrucción del medio ambiente, la contaminación, el hambre y el desinterés.

No sólo no arreglamos las cosas en éste mundo sino que las empeoramos constantemente. Las cumbres internacionales promovidas por los principales países del mundo para, por ejemplo, el cambio climático, el medio ambiente, los derechos de los niños, etc.., etc… son desfiles de la alta sociedad para que nos demos cuenta de que, sólo si a ellos les apetece, podrán cambiar las cosas.

Los desastres medioambientales y los contínuos avisos de la naturaleza por querer sobrevivir se archivan en carpetas con nombres de “fenómenos” y en eso quedan, en fenómenos.

Los vehículos no sólo no vuelan sino que, para hacerlos andar actualmente, miles de personas apoyan guerras camufladas para hacerse con el poder del petróleo para hacer andar los coches, millones de toneladas de plástico se producen anualmente para la fabricación de sus piezas y la contaminación que genera en su corta vida tan sólo uno de ellos es equiparable a la de 500 personas en toda su vida…

Ese es el futuro

No hay nada de futuro en el año 2010… Bueno si que hay. Si quieren verlo sólo tienen que leer un periódico o ver las noticias en la televisión. Éste es nuestro futuro.